Si acudimos a su página web, observamos como Qatar Foundation centra su ámbito de actuación en la educación, la investigación científica y el desarrollo comunitario para "ayudar a construir una sociedad sostenible, donde el intercambio y la creación de conocimiento mejorará la calidad de vida para todos". Se trata de una organización fundada en 1995 por el Jeque Hamad Bin Khalifa Al Thani, Emir de Qatar, como un vehículo para convertir "la riqueza mineral en capital humano duradero" y que actualmente se encuentra presidida por su esposa.
Esta es la visión idílica del asunto. Una fundación que, con el apoyo esconómico del Estado qatarí, funciona como una agencia de prensa para dar a conocer las bondades de su país al mundo. Además, los 30 millones de euros al año que recibirán las arcas del Barça no provendrán de la Qatar Foundation, sino de Qatar Sport Investment que realizará la aportación económica a la fundación.
La parte menos glamourosa es la realidad del Estado de Qatar. A pesar de ser un regimen musulmán relativamente liberales y estar viviendo una etapa de ampliación de libertades bajo el mandato del actual gobernante, no deja de ser manifiestamente mejorable la situación que viven las mujeres en este país (a pesar de los intentos de imponer una cierta igualdad entre ambos sexos). También, para ser justos, hay que expresar que está fundación representa el lado más "progresista" de un país deseoso de exportar una imagen más moderna al mundo. Para resumir su situación en una frase: En Qatar no hay elecciones, ni partidos políticos, tampoco democracia tal y como aquí se conoce, pero el Emir actual trata de impulsar políticas más laxas, modernas y abiertas para sus ciudadanos.
Con estos antecedentes y teniendo a Unicef al otro lado de la balanza la ecuación parece clara. Aceptamos la mejor oferta publicitaria para patrocinar una camiseta de un equipo de fútbol (aproximadamente el Barça ingresará 7 millones de euros anuales más que el Madrid en este concepto) o, por el contrario, consideramos que Qatar no cuadra con la filosofía del club y la rechazamos.
Mi opinión es clara: Esta oferta es irrechazable. Con la situación económica del club pidiendo auxilio no plantearse el patrocinio de la equipación del primer equipo es de un moralismo absurdo. Además, por muchas injusticias que puede haber en Qatar, todas ellas reprobables, el Barça no lleva por el mundo la bandera de ese país, sino de una fundación que desea su modernización. Ésta, al menos de palabra, pretende luchar contra las lacras sociales con el deporte y la educación por bandera.
Muchos dirán que el Barcelona ha manchado la pulcritud de su camiseta o que habrá pisoteado su historia, miren a Cruyff que cuando el patrocinio llevaba el sello de Laporta era una operación necesaria pero cuando lo hace Rosell es una estrategia absurda. Sin embargo, la realidad es que el dinero, aunque sea con el olor a petróleo, era necesario. Cualquier aficionado al fútbol preferirá una camiseta patrocinada si en el verano su club puede realizar fichajes con esos ingresos publicitarios.
La realidad es que este juego llamado fútbol es un negocio que precisa dinero para financiarse. Unos lo sacan de casas de apuestas, otros de empresas energéticas y algunos de fundaciones. Tan injusto sería decir que las casas de apuestas se lucran destruyendo las vidas de las personas bajo la enfermedad de la ludopatía como poco menos que decir que el Barça apoya regímenes totalitarios. Mirad las nacionalidades de los que están comprando clubes en la Premier, en mi opinión sus países tienen poca tradición democrática; ahora bien, sus billetes sí tienen mucha tradición económica.
La realidad es que este juego llamado fútbol es un negocio que precisa dinero para financiarse. Unos lo sacan de casas de apuestas, otros de empresas energéticas y algunos de fundaciones. Tan injusto sería decir que las casas de apuestas se lucran destruyendo las vidas de las personas bajo la enfermedad de la ludopatía como poco menos que decir que el Barça apoya regímenes totalitarios. Mirad las nacionalidades de los que están comprando clubes en la Premier, en mi opinión sus países tienen poca tradición democrática; ahora bien, sus billetes sí tienen mucha tradición económica.
Con respecto a Unicef, aplaudí en su día el acuerdo y me encantaría que se mantuviera. Según las propias palabras de los mandatarios azulgranas no hay de que preocuparse. Yo, personalmente, supongo que los intereses económicos se impondrán aunque Unicef se mantenga en la camiseta. Así, o mucho trabajan el departamento de Marketing del Barça o me da que Qatar Foundation tendrá más visibilidad que los de Naciones Unidas. Algo tan triste como comprensible en el mundo en el que vivimos.
Por último, hay un detalle que se me escapa. Si Qatar fuera un país tan detestable, si sus desigualdades fueran tan irresolubles, que hace la FIFA dándole la organización del Mundial de 2022, cómo cada año se celebra el Gran Premio de Motociclismo en el circuito de Losail, porqué el Masters de Qatar de golf es un torneo importante del Circuito Europeo o la ATP desembarca en Doha cada año. La respuesta es sencilla: Qatar no es el paraíso de la igualdad, ni el paradigma de la democracia, pero como bien han entendido estas organizaciones es un país con dinero que quiere ser moderno y, sobre todo, puede financiar los macroeventos deportivos que tanto nos gustan en la vieja Europa.
Vea dos vídeos promocionales de Qatar Foundation
Si quieres saber más sobre el tema:
Estoy de acuerdo contigo en que el club necesita dinero. Laporta consiguió unos títulos inmejorables, pero dejó las arcas vacías, sin querer meterme en polémicas. Desde este punto, no se podía rechazar esta oferta, ambos (el club y el anunciante) reciben un beneficio con este acuerdo y se necesita conseguir dinero rápidamente para subsanar las cuentas.
ResponderEliminarHe cambiado la dirección de mi blog, ahora es: http://tremensblog.blogspot.com/
ResponderEliminarUn abrazo