Barça o Madrid, Madrid o Barça. Cuando todavía no hemos llegado al ecuador de la competición nacional nadie debería ya dudar que el ganador final saldrá de estos dos equipos. Una superiodad tan notoria que, si no eres hincha de cualquiera de los dos grandes, resta gran emoción al campeonato.
Después de 16 encuentros jugados, entre el Barça y el Madrid hay dos puntos de diferencia. Esto se podría catalogar de normal. Sin embargo, el tercero, un Villarreal que está jugando el papel reservado a priori para Valencia, Sevilla o Atlético, marcha a diez puntos del líder. El cuarto, un conjunto que jugaría la Champions si acabara hoy el torneo, está a quince puntos.
Si cogiéramos el 'gol average' como vara de medida de la igualdad liguera el panorama es aún más desalentador. Que el Barça sea el más goleador y el menos goleado era previsible e incluso lógico. Ahora bien, que en 16 partidos la diferencia entre las veces que Valdés recoge el balón de las redes de su portería y las ocasiones en que levanta sus puños al cielo sea de 42 goles es una barbaridad. Este record, al margen de ensalzar el juego azulgrana, denosta y quita interés a nuestra competición doméstica.
Los derechos televisivos, el eje de la polémica
Reparto del dinero de las televisiones en las principales ligas. Temporada 2009/2010 |
La explicación a esta desigualdad se puede buscar en el dinero que cobran los clubes por los derechos televisivos. Según el último "acuerdo", (seis equipos de primera con Del Nido a la cabeza se niegan a ratificarlo) Barça y Madrid se llevarán cada uno el 17% del total; Atlético y Valencia el 5,5% por cabeza; un 45% para los restantes conjuntos de primera y el resto para los clubes de segunda con un "aguinaldo" especial para los que hayan descendido. ¿Es injusto?
Es verdad que en Inglaterra, Alemania, Italia o Francia el reparto es mucho más equitativo. Por ejemplo, si en España los dos grandes ingresan 11 veces más dinero que los equipos modestos, en Alemania, Francia e Inglaterra el ratio se encuentra entre dos o tres a uno. Que él fútbol español no cumple los estándares de igualdad no es una novedad, pero la raíz de ello se encuentra en el diferencial de dinero que ingresamos respecto a la Premier. Me explico.
La Premier recibirá esta temporada 1.146 millones de euros, 435 millones más que España. Esto es debido, principalmente, a los derechos internacionales del fútbol. Asia y Oriente Medio son los más ávidos consumidores y sufragadores del fútbol europeo y, en esos mercados, los equipos ingleses nos golean por todos lados. Desde 2003 los equipos que más han ingresado en la Champions son el Manchester United y el Chelsea, 213 millones según la consultora italiana StageUp; el Barça, que ha ganado dos títulos en este periodo, ha acumulado 168 millones y el Madrid 138. Ahora comprendemos al visionario Florentino que quería jugar al mediodía para no perturbar el sueño de nuestros adinerados amigos asiáticos.
Nuestro modelo no fomenta la igualdad, sino la bipolaridad. Una aseveración cierta que se debería corregir, quizás no tanto reduciendo la porción de los grandes drásticamente, sino incrementando el volumen total de la tarta. Una mayor igualdad de los derechos a nivel nacional y que la verdadera diferencia, notable y cuantiosa (por algo no vende lo mismo Messi o Cristiano que Lopo y Diego Castro), la aporten los derechos más allá de nuetras fronteras.
Levante, Hércules y Mallorca, tres oasis en el desierto
Sólo estos tres equipos han conseguido no salir derrotados de su enfrentamiento contra los grandes. Una hazaña que, en una competición más igualada, no debería ser tal. Es precioso ver jugar al Barça, el Madrid demuestra su efectividad cada domingo, pero ver como un supuesto partido igualado acaba con una manita al contrario quita emoción a la competición y desmerece el nivel general de nuestra Liga.
El fútbol siempre será un espectáculo precioso, lleno de pasión, incluso aunque la Liga se reduzca a la reproducción día a día del sempiterno pique Madrid-Barça, escenificado mundialmente en dos partidos al año, el primero fue el 5-0 del Camp Nou, el aficionado seguirá enganchado a su deporte favorito, continuará viendo partidos y discutiendo con sus amigos sobre la jugada polémica de la semana.
Nadie va a desarraigar la tradición futbolera de España, pero cada vez somos más los que miramos los partidos de la Premier con cierta envidia. Allí, es normal cambiar de líder, el Stoke, Wigan o Sunderland, siendo equipos modestos pueden complicar la vida a cualquiera y los resultados inesperados son algo habitual.Cinco puntos separan al primer clasificado del quinto.
Italia, cuya Serie A vive en el segundo plano tras la Premier, tiene a cuatro equipos separados por cinco puntos. Sólo Alemania, gracias a la resurrección del Dortmund que saca diez puntos al segundo, podría compararse a España. Sin embargo, como cualquier aficionado al fútbol sabe, el Bayern acabará subiendo puestos en la clasificación y la lucha será igualada. Todo lo contrario que en España.
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