domingo, 19 de diciembre de 2010

Un déjà vu francés y la vuelta del hijo pródigo


Ya se conocen los emparejamientos de octavos de final en la Champions League. Real Madrid - Olympique de Lyon y Barcelona - Arsenal son los duelos que las azorosas bolas de la UEFA decidieron. A priori se podría decir que el Madrid tuvo suerte y que a los de Guardiola les tocó el peor rival posible. Pero, si tiramos de estadística la cosa cambia. Estoy seguro que los aficionados blancos saben a que me refiero.
Evitar a los equipos ingleses e italianos en los octavos de la Champions es siempre una buena noticia. Además, si te toca un club francés, condenado a vender a sus máximas figuras a las ligas más poderosas del viejo continente, cuya etapa dorada parece haberse agotado y que ocupa el cuarto puesto en su liga, todo parecen ser buenas noticias. Sin embargo, estos argumentos pueden tornarse en pesadilla cuando el equipo en cuestión es el Olympique de Lyon, la bestia negra de los blancos.

Después de seis partidos en la máxima competición europea contra los galos el Madrid no sabe lo que es ganar. Es más, en Gerland, nombre del fortín del Lyon, cuenta sus visitas por derrotas y ni tan siquiera ha marcado un gol. Puestos a ser positivos, se podría decir que si en 2006 perideron por 3-0 (con un exhibición futbolística incluida comandada por Juninho Pernambucano), en 2007 por 2-0 y el año pasado por 1-0, una simple progresión aritmética da al Madrid verdaderas opciones de sacar un honroso empate sin goles.

Cuando el Madrid es local el empate está de moda. En 2006 1-1, en 2007 2-2 y el año pasado 1-1, si son amantes de las apuestas deportivas y confían en las estadísticas, pongan toda su fortuna a que acaban en tablas.

Después de repasar el caótico pasado merengue por Francia, y no me refiero a las actuaciones de Benzemá, lo cierto es que su presente parece bastante más halagüeño. El Lyon básicamente tiene lo del año pasado: Un portero, Lloris, de primer nivel, una defensa bastante dura capitaneada por el brasileño Cris y un centro del campo con Toulalan, Bastos, Pjanic y Kallstrom que intentarán dar equilibrio al equipo y surtir de balones a su "killer", Lisandro. Su adquisición más destacada es Yohan Gourcuff, traído como estrella desde Burdeos; sin embargo, el Gourcuff de hoy poco recuerda a aquel chaval que prematuramente le catalogaron como sucesor de Zidane.

En la otra parte del campo sí han cambiado y lo han hecho, sin duda, a mejor. Como se vió ante el Milán, el Madrid en casa es fuerte y lejos de Chamartín, siempre y cuando no jugue en el Camp Nou, no pierde con facilidad. Di María, Özil, Khedira, Carvalho y Pepe, el año pasado estaba más en los hospitales que en el campo, dan un equilibrio y una solidez al equipo tremenda. Si a eso unimos la mejoría de Marcelo y el nivel de Cristiano sería una sorpresa que el Madrid no rompiera su pesadilla francesa. Las estadísticas están para romperlas y todo apunta que, después de mucho más tiempo del esperado, los blancos superaran la barrera de los octavos de final en la Champions.

El peor rival posible


Todo un verano esperando que Cesc apareciera por el aeropuerto de El Prat con el acuerdo de su fichaje por el Barça bajo el brazo, tantos meses pendientes de que Wenger cediese, tantas bromas de Piqué y Puyol poniéndole camisetas a su amigo para que, medio añito más tarde, pise el aeropuerto barcelonés de la manita de Wenger a jugar contra el Barcelona e intentando eliminarle de la Champions. Cría cuervos que te sacarán los ojos.

De todos los posibles rivales para el club catalán el Arsenal era el peor. Poco a poco sus jugadores están madurando,  ya marchan segundos en la Premier donde están decididos a pelear él título a Chelsea y United. Nasri, otro de los que les colgaron el cartelito de "sucesor de Zidane" empieza a demostrar  su calidad, Chamakh parece haberse adapatado bastante bien a los esquemas del entrenador francés y la aparición del jovencísimo inglés Jack Wilshere (apunten este nombre porque está llamado a convertirse en estrella 'gunner' y de la seleccion inglesa) han venido a completar a nombres como Walcott, Van Persie, ArshavinSong...

Lo bueno que tiene el Barcelona es que el fútbol se juega con portero. Almunia no le tiene tomada la medida al Barça, Belletti e Ibrahimovic lo saben muy bien, y Fabianski, aunque se ha entonado respecto al año pasado, no parece muy seguro. Con este panorama y ayudado por las lesiones Wenger se ha encomendado a las manos del polaco Wojciech Szczesny, un joven guardameta de 20 años con un futuro esperanzador pero de incierto presente.

Otro argumento a favor de los de Guardiola es que el equipo de Londres deja jugar. A priori, los 'gunners' no se colgarán del larguero, sino que tratarán, no creo que lo consigan, de arrebatar el balón al Barça. Aunque este mismo argumento se esgrimía a estas alturas de la temporada pasada cuando estos equipos se enfrentaron en Champions y, dos exhibiciones futbolísticas azulgranas después (con 4 goles de Messi en el 4-1 del partido de vuelta) se encargaron de demostrar quién era el verdadero dueño de ese fútbol ofensivo llamado "tiki-taka". Los más nostálgicos recordarán los dos goles de Ibra en el partido de ida, por aquel entonces no parecía que su salida fuera a ser tan inminente.

Así, a medio camino entre la futurología y la lógica me aventuro a predecir que Barça y Madrid estarán en el sorteo de cuartos de final. Los azulgranas deberían pasar más apuros por la entidad del rival, pero si mantienen su juego y su efectividad goleadora, los suman de cinco en cinco, Puyol y Piqué tendrán que consolar a su amigo Cesc por no haber sido lo suficientemente persistente ante Wenger en verano.

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